Tuesday, December 15, 2009

oda

En la soledad nace y muere la esperanza…
Escribo solo lo que se, y lo que se es solo lo que he vivido, y el resto resulta una mentira… Solia dormirse sobre el banco largo, la mujer mas fuerte que he conocido. Encendia los cigarillos uno por uno. Jamas le conte el tiempo que tardabase en fumarlos. Solo Dios sabe en que pensaba; solo El comprende sus sentidos. Seguro lloraba a menudo; yo jamas fui testigo. Eran sus besos sobre la frente como la noche: dulces, humedos, sencillos. Bendecianos al despedirse de nosotros. Sus palabras olian a flor de palma y claveles indios.
Marcabase una cruz con los asperos dedos. No le resplandecia ningun anillo. Su vestido quizas algun dia fue blanco, pero el humo de las noches de trabajo hace mucho lo rindio amarillo.
En los ojos rebosaba la tristeza,
Se mecia lentamente, como un pez en claras aguas. La dulzura de los besos en la frente dejaban rastros de melancolia tejida por la despedida. Contaba las horas en silencio, y en silencio gemia. Para las mujeres fuertes es muy dura la vida.
No la vi morir… Excepto que en mi corazon, en el pesar de un latido, en cierta ausencia de luna nueva que la noticia empozo en mi espiritu. Solo Dios sabe cuanto la amo. Solo Dios.

La ame y aun la amo.

Lo sabe porque me espera,
Sentada sbore la verde banca,
Viejas manos, voz clara, vestido que alguna vez
Supo de blancura, besos en la frente
Con sabor a luna:
Dulces, humedos, sencillos.